Esto último es un fenómeno que afecta o ha afectado a multitud de especies y poblaciones en tiempos recientes, que han sufrido un cuello de botella artificial. Dado que en el caso de la persecución humana no se tiende a matar a los individuos con ciertas características sino que se persigue a todos por igual, los descensos de población son aun más rápidos que en los cuellos de botella naturales y no llevan parejos una selección marcada de los caracteres de los mismos. Ejemplos de animales que han pasado por cuellos de botella debido a la persecución humana los tenemos en el elefante marino del norte (150.000 ejemplares descendientes de sólo 20 cuando se prohibió su caza en 1884), el bisonte europeo (3.600 descendientes de 12), el bisonte americano (370.000 de 750), el hámster sirio y las tortugas gigantes de las Islas Galápagos. La diversidad genética en estos animales es reducida, hasta el punto de que en el bisonte europeo, por ejemplo, sólo existen actualmente dos tipos de cromosoma sexual masculino Y.
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